Los misterios dentro de la tumba de Jesús

Los misterios dentro de la tumba de Jesús

Fuente original (italiano): http://www.liberoquotidiano.it/news/personaggi/12022300/santo-sepolcro-antonio-socci-fenomeni-paranormali.html             

Rotonda o Anástasis con la edícola del Santo Sepulcro en la basílica homónima – Jerusalén

Se están llevando a cabo – esperados ya desde hace mucho tiempo – algunos trabajos de consolidación de la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén. Como parte importante de dichos trabajos, se dispuso abrir el lugar mismo que la tradición bimilenaria considera que sea la tumba y sepultura de Jesús.

El 26 de octubre del 2015, un equipo de restauradores de la Universidad Nacional Técnica de Atenas retira la losa de mármol que cubría la roca sobre la cual (en la tarde del viernes 7 de abril del año 30) fue colocado el cuerpo de Jesús (aquella tumba, excavada la roca, según dicen los Evangelios, perteneció a un influyente miembro del Sanedrín, José de Arimatea, amigo y discípulo de Jesús).

El 27 de octubre el cuotidiano la República (de Roma, Italia) informaba: “Fredrik Hiebert, arqueólogo residente de la National Geographic Society que participa en el proyecto de restauración, explicó que el análisis científico de los hallazgos tomará aún algún tiempo, sobre todo debido a la gran cantidad de material encontrado, pero era optimista opinando si realmente se había encontrado la placa que citan las Sagradas Escrituras como tumba de Jesús”.

El 31 de octubre, el National Geographic, de modo exclusivo, publicó un servicio de Kristin Romey en el que se dan detalles sobre el trabajo de los técnicos: “Los investigadores también encontraron restos de las paredes de la cueva, hoy cerrada por la Edícola (…); ha sido posible sacar a la luz la piedra calcárea original. “Esta es la roca sagrada venerada desde hace siglos, pero sólo ahora hemos podido realmente verla”, dijo Antonia Moropoulou, supervisor jefe científico de la restauración”.

Las dudas

            Romey también ha informado de las palabras de Dan Bahat, ex jefe de arqueología de la ciudad de Jerusalén: “Tal vez no podemos estar absolutamente seguros de que el sitio de la basílica sea el lugar de enterramiento real de Jesús, pero desde luego no hay otro lugar que pueda aspirar a identificarse con tal relevancia, y por lo tanto no tenemos ninguna razón para dudar de su autenticidad.”

Trabajos de restauración de la edícola

En unos pocos días se realizaron los trabajos, y la tumba fue nuevamente cerrada. Ahora los restos encontrados serán estudiados durante mucho tiempo. Sin embargo, el sitio web de noticias católicas Aleteia, publicaba el 9 de noviembre un artículo en el que hablaba sobre algunos fenómenos extraños que ocurrieron durante estos trabajos. En primer lugar “un dulce aroma que emanaba de la tumba”, y que – según Aleteia – “recordaba los acontecimientos olfativos asociados a ciertos santos.” En esto hay que ser muy prudentes, casi escépticos, ya que podría tratarse de auto-sugestión o de residuos de ungüentos perfumados, también depositados allí por los peregrinos a través de los siglos. Pero hay otro fenómeno reportado por Aleteia como más curioso: “En segundo lugar, ciertos instrumentos de medición utilizados por los científicos se han visto alterados por las perturbaciones electromagnéticas. Cuando fueron colocados en posición vertical sobre la piedra sobre la que descansaba el cuerpo de Cristo, el equipo dejaba de funcionar o funcionaba mal. El director de la obra, Antonia Moropoulou, afirmó que era difícil imaginar que alguien haya puesto en riesgo su reputación por un mero ‘truco publicitario’.”

Este es un fenómeno muy interesante, pero, por desgracia, en la actualidad no podemos conocer más. El sitio católico presenta también el informe sobre otro arqueólogo, Fredrik Hiebert, de la National Geographic Society, comunicado a la Associated Press: “Lo que hemos encontrado es sorprendente.”

Sin embargo, no parece que estas palabras se refieran a fenómenos físicos anormales reportados anteriormente, los cuales por ahora no gozan de mayores confirmaciones. De todos modos, Marco Tosatti, corresponsal del Vaticano y erudito autorizado de la Sábana Santa, ha hecho una asociación de ideas entre estos presuntos fenómenos físicos, y cuanto se llegó a descubrir, en los últimos años, sobre la imagen impresa en la tela que – justamente sobre esa lápida tumbal apenas sacada a la luz – envolvió el cuerpo de Jesús.

Esa piedra, si se trata de hecho de la verdadera roca sobre la que se colocó el cuerpo de Jesús, es el lugar físico donde se llevó a cabo la resurrección. Un acontecimiento único en la historia se verificó en contacto directo con ella. Por lo tanto – hipotéticamente – puede ser también posible que la piedra posea consigo esas misteriosas huellas físicas, así como las lleva la Sábana.

La Resurrección

            En el caso de la Sábana Santa sabemos, gracias a la medicina forense, que la misma ha envuelto sin duda el cuerpo muerto de un hombre crucificado, que dicho cuerpo no quedó depositado en el lienzo por más de 42 horas (porque no hay rastros de putrefacción), y sabemos (por los coágulos de sangre) que el cuerpo fue retirado de su envoltorio de la Sábana sin ningún movimiento físico. Es como si hubiera atravesado el lienzo; por lo tanto, un cuerpo de carne, pero glorificado, que ya no está sujeto a las limitaciones de tiempo y espacio.

Esa es precisamente la característica que tenía el cuerpo resucitado de Cristo según el Evangelio, donde está escrito que – después de la resurrección – Jesús entró en el Cenáculo encontrándose todas las puertas cerradas (Jn 20,19).

También nuestros cuerpos, enseña la Iglesia, serán divinizados.           

Sábana Santa: positivo y negativo fotográfico

Recuerda así Marco Tosatti – a propósito de la Sábana Santa – una de las hipótesis más recientes que fue formulada por Giuseppe (José) Baldacchini, físico, ex ejecutivo del centro de investigación Enea, en Frascati, Roma (centro de investigación de Física atómica, molecular y óptica, Física de la materia condensada, criogenia). En respuesta a una pregunta sobre su estudio del lienzo sagrado, el científico declaró: “Mi preparación física me ha permitido especular sobre la posibilidad de que la imagen se deba a una explosión de energía. Y esta hipótesis ha sido verificada en el laboratorio con el uso de fuentes de láser muy especiales. Después de mucho trabajo, hemos demostrado que, de hecho, bajo ciertas condiciones estos láseres pueden producir imágenes parecidas a las de la Sábana. Está claro que con estas fuentes se simuló una explosión de luz. En consecuencia, que un destello de luz haya producido la imagen de esta Sábana Santa ha sido corroborado por mediciones científicas de cierta envergadura”. Si entonces, la imagen de la Sábana Santa – aún sin explicación – se formó por una energía repentina, fuerte y misteriosa, liberada por el cuerpo, se trata de un evento sobrenatural, que ha dejado una huella física en la materia en contacto directo con el cuerpo.

Las anomalías

            Tosatti se pregunta si hay algún “vínculo” entre la hipótesis de los fenómenos propuestos por los experimentos de Baldacchini “y las anomalías inexplicables que se produjeron en los instrumentos electromagnéticos de medición colocados en la tumba.” Y concluye: “La cuestión es por lo menos fascinante.” Por otro lado – más allá de los fenómenos físicos observados en la piedra del Santo Sepulcro – lo más importante para los cristianos es el significado espiritual de aquella roca de Jerusalén: “Este”, decía Juan Pablo II, ” es el lugar más sagrado el mundo. Esta tumba vacía es un testigo silencioso al evento central de la historia humana”.

Peregrinos al Santo Sepulcro – Jerusalén

Porque los hombres no fueron hechos para morir. “Dios no hizo la muerte”, dice la Biblia (Sab 1,13). Y delante de esta profunda injusticia nuestra naturaleza se rebela, por eso Cristo – derrotando a la muerte – respondió a nuestro deseo más profundo. Aún más, tal vez más fuerte sea incluso nuestro deseo de que no mueran las personas que amamos: “Ama al que le dice al otro: tú no puedes morir”, escribió Gabriel Marcel. Y aquí conviene recordar la visión brillante y conmovedora de Dante, quien, en el canto XIV del paraíso, dice que la felicidad de los bienaventurados será plena no tanto (o no sólo) para la resurrección de sus propios cuerpos, sino por el de los seres queridos (“para las madres / para los padres y para los otros que habían sido queridos”).

De manera que nada se perderá de todo lo que nosotros hayamos amado. Incluso esa cierta sonrisa y esa mirada. Nosotros recuperaremos todo y mucho más, y en una medida de alegría inimaginable para nuestra imaginación terrenal. Esta es la promesa cristiana de los bienaventurados.

Antonio Socci (traducción nuestra)

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