¿Por qué los católicos dicen: No leo la Biblia (I)?

Leer biblia

Leonardo López, IVE

Editamos la primera parte de este interesante y popular escrito del padre Leonardo López, IVE, sobre la lectura de la Biblia. El autor recrea el diálogo de un tal Gabriel (quizás él mismo, de chico), con “el padre Juan”, quien no es otro que Monseñor Juan Straubinger, conocido y renombrado biblista alemán, que enseñó en La Plata, Argentina, en quien el autor dice inspirarse.

Objeciones a la lectura de la Biblia 

 

         1. Los católicos no leemos la Biblia porque vivimos en una época muy atea 

– ¿Y piensas que es así?

– Si, padre. La vida moderna – ¡el mundo!- nos aleja tanto de Dios …

– Así es la verdad. Muchos católicos, caen víctimas del espíritu moderno, que es ateizante…, y se vuelven ateos prácticos.

– ¿¡¡¡Ateos prácticos!!!?

– O sea, dicen que creen en Dios y lo aman, pero no es un amor digno de un Dios, pues Lo han relegado[1] a un segundo plano, no concediéndole el lugar que Dios se merece.

Ya lo advirtió Nuestro Señor: “Si alguno Me ama, guardará Mi Palabra” (Jn. 14, 23). Pero, si no aman a Dios con todo su corazón, ¿cómo se enamorarán de Su Palabra, de la Biblia?

Y esta atmósfera atea nos afecta a todos de algún modo… ¡Por eso nos cuesta tanto leer la Biblia!

  1. ¡No leo la Biblia porque no tengo tiempo, estoy muy ocupado!

– Eso se llama ‘ACTIVISMO’…

– ¿Activismo?

– Sí; hacer, hacer, hacer… Ir, venir, correr, producir, no descansar, terminar las cosas cuanto antes, etc., etc… Es la gran mentira de sentirnos eficientes porque despachamos muchas cosas en el día, y rápido… Y ésta híper-actividad moderna (que es inhumana) no deja lugar al silencio y a la quietud de ánimo indispensables para fructificar en las cosas espirituales. Esta enfermedad del ‘activismo’ nos ha hecho perder el “espíritu contemplativo”…

– Y la Biblia es un Libro para ser meditado y contemplado 

– ¡Exacto! Entonces suplantamos la lectura de la Biblia por actividades que creemos ‘más productivas’. O sea, leemos ‘si no hay nada que hacer’... Y siempre se encuentra algo más ‘productivo, útil’ que hacer…

– Es verdad… Cuando me pongo a leer, a contemplar, me critican diciéndome que estoy perdiendo el tiempo.

– Por eso, hasta que no nos decidamos a ir “contra corriente”, hacerle frente a la vorágine[2] diaria y “tomar las riendas” de la propia vida, nunca podremos Leer Fructuosamente la Sagrada Escritura.

Esto nos sucede a los mismos sacerdotes (especialmente cuando somos jóvenes): por querer ir rápido, nos conformamos con síntesis teológicas y no profundizamos en los Misterios divinos. Nos contentamos con acumular información… Pero ya lo advirtió el gran San Ignacio: “No el mucho saber harta y satisface al ánima, más el sentir y gustar de las cosas internamente[i].

         Gabriel, si nos decidiéramos a leer 1 capítulo de la Biblia por día habríamos comenzado un verdadero RETIRO ESPIRITUAL; y no nos reprocharíamos ya más nuestra falta de oración.

  1. No leo la Biblia porque me parece un Libro que le pertenece más a las Sectas que a nosotros. 

– ¿A quién te parece, querido Gabriel, le pertenece la Biblia? ¿A las Sectas o a nosotros?

– ¡Es que las Sectas manejan tan bien la Biblia, y la veneran tanto! Pareciera que es más ‘Evangélica’ que ‘Católica’…

– Aquí hay un grave problema; los heresiarcas han …

– ¿¡Los quién!?

– Los heresiarcas, los que iniciaron las grandes herejías[3], han cometido un gravísimo error: ¡han removido la Biblia fuera de su Cuerpo!

– ¿Qué quiere decir?

        – La Biblia ha nacido y se ha desarrollado dentro del Cuerpo viviente que es la Iglesia Católica, y desde allí ilumina y comunica vida a los fieles. Mira, si se me ocurriera estudiar la vida del león, no lo transportaría a un zoológico para estudiarlo allí, sino que viajaría al África y allí lo observaría y tomaría mis notas… Del mismo modo, la Biblia debe ser estudiada y entendida en el ambiente en que Ella nació, se desarrolló y al que pertenece.

          – Pero, ¿no es bueno que, aunque las sectas se hayan separado de la Iglesia, al menos conserven y amen las Sagradas Escrituras?

– No hay nada de malo en que se alimenten de la Biblia: sigue siendo Santísima, y por eso los consuela y fortalece; pero, al querer leerla y entenderla “fuera” de la Iglesia, puede volverse un instrumento de confusión y división[ii].

– No porque en Ella pueda haber cosa mala alguna, sino por la fragilidad de la mente humana, que la mal-interpreta tantas veces …

Interpretar la Biblia sin dejarnos guiar, y querer interpretarla siguiendo el solo juicio humano -herido por el pecado-, lleva a la división… ¡Actualmente, hay más de 28.000 iglesias evangélicas distintas! ¡Oh, bendito Libre Examen!

    Por eso Cristo encomendó éste Tesoro a la segura interpretación de la Iglesia. ¡Interpretación infalible! ¡incapáz de fallar! por gracia de Cristo: “Y Yo, te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del abismo (el error incluído) no prevalecerán contra ella (contra la piedra, la fe de Pedro, del Papa)(Mt. 16, 18)

          – Entonces, déjeme ver si he entendido. Leer la Biblia “apartado” de la interpretación de la Iglesia es como ir a una Farmacia y recetarse a sí mismo lo que se cree más conveniente, con el riesgo de equivocarse y hacerse mucho daño.

– ¡Exacto, muchacho! La Biblia, en manos de las Sectas, corre el riesgo de convertirse en un recetario de ideologías humanas que nada tengan que ver con la Palabra de Dios.

En realidad no se ha entronizado la Biblia sobre todas las cosas, sino el ‘Libre examen’, ‘mi propia interpretación’ del Libro Sagrado… Arrojamos al Papa de su Trono, solamente para sentarnos ‘nosotros’ en él… Y así derrocamos la misma Biblia junto con la autoridad establecida por Cristo para interpretarla.

Y entonces surgen tantas y tan disparatadas interpretaciones de la Biblia que lo único que logra es que los cristianos se alejen de Ella.

Escucha lo que me decía un parroquiano: ‘Padre, no me animaba a leer la Biblia porque me decían que uno queda medio loco de tanto leerla, y luego va por todos lados con la Biblia bajo el brazo’.

Ésta profanación de la Biblia, éste poner la Palabra de Dios a disposición de mi frágil juicio humano, le ha hecho perder Su autoridad ante el Pueblo de Dios. Terminamos minusvalorando el Libro Santo, temiendo que nos pueda hacer daño, confundir; entonces elegimos simplemente ‘no meternos’ con la Biblia… Y Ésta se convierte en un ‘extraño interlocutor’…

¡Entonces, Gabriel, es necesario ENTRONIZAR nuevamente la Biblia en el Lugar donde la puso Cristo!

          Y, para tu consuelo, has de saber que la Biblia busca llevar a los ‘hermanos separados’ que la aman sinceramente a la verdadera ‘Familia’, a la Iglesia Católica. Dios permitió que se separaran, pero quiso conservasen una ‘nodriza’ que los trajese de regreso a casa. Si la aman y estudian sinceramente, pueden llegar a descubrir que está en perfecta armonía con la Doctrina Católica. No es fácil, pues deben vencer muchos prejuicios… ¡Pero para Dios nada es imposible! Lee, sino, el ejemplo de aquel Pastor Protestante converso al Catolicismo, Scott Hann: “Roma, Dulce Hogar”.

          Por eso, no pensemos que tener un amor intenso a la Sagrada Escritura sea algo protestante… Al contrario, ¡nos hace más Católicos! ¡Roma, dulce Hogar!

  1. No leo la Biblia porque es solo para gente muy inteligente

– ¿No es eso cierto, padre Juan? ¿Cómo podría un hombre sin estudios y medio tonto como yo pretender comprender la Biblia, o ponerme a estudiarla?

– Querido hijo, ¡cuánto le duele al Espíritu Santo esto que dices! ¿No ves que Él La ha inspirado justamente para los tontos como nosotros?

No se trata de mucha o poca inteligencia… ¡La Sagrada Escritura busca comunicarnos una Sabiduría Divina!; la cual “no es ciencia intelectual, sino espiritual”[iii]. O sea, podemos aprender ésta Sabiduría Divina aún si no supiéramos leer ni escribir… ¡Incluso si fueses un taradito [4]!

La única condición es ser pequeño, humilde de corazón, buscar a Dios con sencillez de corazón y no con doblez. Por eso dice San Gregorio Magno: “En la Sagrada Escritura, nada el humilde cordero, y se ahoga el orgulloso elefante”.

“Los pequeños y humildes entienden mejor la Palabra de Dios que los que presumen de su ciencia y cultura”[iv].

Por supuesto que los inteligentes poseen en sus estudios y títulos una herramienta importante, pero con la “condición” que se hagan como niños pequeños …

Piensa en el ejemplo de Santa Teresita: muchacha sin estudios bíblicos, ¡alcanzó una Sabiduría que la llevó a ser proclamada Doctora de la Iglesia!

Toma tu Biblia y lee el Salmo 18,8:“La Palabra de Yahvé es fiel, hace sabio al hombre sencillo”.

– “Es decir, el recto de corazón, aunque sea ignorante, tiene la verdadera capacidad espiritual y luces de oración para entender los Pensamientos de Dios y nutrirse de ellos. Es este un concepto que la Escritura se complace en repetir de mil maneras”[v].

Lee ahora el Salmo 118,30: “La explicación de Tus Palabras ilumina, a los simples les da inteligencia”.

Lee Proverbios 1,4: “… para enseñar discernimiento a los sencillos, y a los jóvenes conocimiento y discreción”.

Y ahora Sabiduría 10,21: “Porque la Sabiduría abrió la boca de los mudos, e hizo elocuentes las lenguas de los niños”.

– ¿Entiendes ahora? Seamos inteligentísimos o unos taraditos, no debemos tener ningún miedo de adentrarnos en la aventura de la Palabra de Dios.

          Sigamos el consejo de San Juan Crisóstomo: “Aunque no entendáis los secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura de Ella causa en nosotros una cierta santidad; (además) no puede ser que dejéis de entender algo de lo que leáis. Porque, en verdad, por esto dispuso la gracia del Espíritu Santo que éstas Escrituras fueran compuestas por publicanos, pescadores, constructores de tiendas de campañas, pastores, cabreros, torpes e ignorantes, para que ningún iletrado[5] pueda alegar por excusa la dificultad de comprenderlas, y a fin de que todos entiendan fácilmente lo que en ellas se contiene.”

          En fin, la Sagrada Escritura pertenece a los que son sencillos de corazón, como afirmó Nuestro Señor: “Yo te alabo, oh Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque encubres estas cosas a los sabios y a los prudentes, y las revelas a los pequeños…” (Mt. 11, 25).

  1. No la leo porque es un Libro para gente sin cultura, no digna de sabios u hombres de ciencia…

– ¡Padre, esta objeción la he escuchado tantas veces en boca de mis amigos que van a la Universidad! Y no es que se les haya ocurrido a ellos, sino a sus profesores …

– ¡Pobre Argentina mía! Escucha esta historia que sucedió hace no tanto …

Corría el año 1892… Un señor de unos 70 años viajaba en el tren, teniendo a su lado a un joven universitario que leía su libro de Ciencias. El caballero, a su vez, leía un libro de cuero negro. El joven percibió que se trataba de la Biblia y que estaba abierta en el Evangelio de Marcos.Sin mucha ceremonia, el muchacho lo interrumpió y preguntó:

Señor, ¿usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y cuentos? 

Sí; mas no es un libro de cuentos, es la Palabra de Dios. ¿Estoy equivocado?

Pero claro que lo está. Creo que usted señor debería estudiar Historia Universal. Vería que la Revolución Francesa, ocurrida hace más de 100 años, mostró la miopía de la religión. Solamente personas sin cultura todavía creen que Dios hizo el mundo en 6 días. Usted señor debería conocer un poco más lo que nuestros Científicos dicen de todo eso.

¿Eso dicen nuestros científicos sobre la Biblia? 

Bien, como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle, pero déjeme su tarjeta con su dirección para mandarle material científico por correo con la máxima urgencia. 

El anciano entonces, con mucha paciencia, abrió cuidadosamente el bolsillo derecho de su bolso y le dio su tarjeta al muchacho. Cuando éste leyó lo que allí decía, salió cabizbajo, sintiéndose peor que una ameba …

La tarjeta decía: Profesor Doctor Louis Pasteur 
Director General del Instituto de Investigaciones Científicas Universidad Nacional de Francia.  “Un poco de ciencia nos aparta de Dios; mucha, nos aproxima.”

          Ya ves, Gabriel, “son muchos los que buscan la luz y que creen poder encontrarla en meros estudios humanos, escudriñando[6] obras filosóficas, penetrando en las profundidades de la Ciencia. Lo hacen porque suponen que es necesaria una inteligencia “desarrollada” para recibir la LUZ, considerándola “privilegio” de los intelectuales. Se olvidan que la LUZ es un “don gratuito” que Dios da gratuitamente a los pequeños”[vi].

          Santo Tomás de Aquino escribió: “Según Aristóteles, ‘entre un sabio y un ignorante existe la misma diferencia que hay entre un hombre y un cadáver’. Pero la mayor ignorancia es desconocer las Sagradas Escrituras.”.

  1. Me compré un libro escrito por un estudioso bíblico y no entendí nada; al contrario, salí con más dudas … 

– ¿En dónde estuvo el problema, padre? ¿En el libro o en el que lo leyó?

– Gabriel de mis dolores, son necesarios los estudiosos y los libros que analizan la Biblia de un modo erudito y ayudado por las Ciencias modernas… Pero, lamentablemente, la mayoría de los Críticos bíblicos[7] actuales, en vez de hacer la Biblia más clara, la oscurecen 

-¿¡Por qué!?

– Muchos de ellos tienen una mente privilegiada, y han realizado grandes descubrimientos, ¡pero han olvidado el espíritu de la Biblia! Creen que el esfuerzo hay que ponerlo en la inteligencia del hombre, y descuidan la luz de la fe. “No negamos la necesidad de la crítica textual, ni tampoco el valor de las notas filológicas, históricas, geográficas y arqueológicas…, mas no debe faltar el método Patrístico”[vii].

– ¿Cuál es el método Patrístico?

– El que usaron los Santos Padres, o sea, el “que –ante todo– busca en la Escritura las verdades doctrinales y las enseñanzas prácticas para llevar una vida de más en más cristiana”[viii]. Cuando yo llegué a Argentina, fundé una Revista Bíblica, allá en Jujuy, que llegó a venderse en toda Latinoamérica. Procuraba publicar artículos tanto “científicos” como “prácticos”, dirigidos a la vida espiritual de los fieles.

Y muchos de éstos estudiosos se han olvidado de las ovejitas de Dios, para quienes deben trabajar, y motivo por el cual Dios les ha concedido tantos dones intelectuales… ¡No han hecho llegar las verdades bíblicas a los fieles, sino que la hantransformado en un libro para “especialistas”, incomprensible e indescifrable!!! ¡¡¡Han arrebatado de las manos de los fieles este Tesoro dirigido al Pueblo de Dios !!!

– Entiendo. Por eso, como hizo éste joven, cerramos el libro de estos estudiosos y decimos: ‘Demasiado complicado; mejor no meterse en éste mundo de la Biblia’.

– No debieran olvidarse los Críticos bíblicos que también ellos son ‘ovejitas’ y necesitan -tanto como todos-; (¡y más todavía!), que la Sagrada Escritura sea el alimento para su fe, a la vez que para su inteligencia …

          Y existen también aquellos ‘biblistas’ que, fascinados por el mundo y la herejía modernista, consideran la fe como un ‘mito’, cuentitos hechos para los más débiles. Sólo ellos, “¡de poderosa inteligencia!”, pueden comprender la Biblia, pues tampoco existe para ellos el ‘misterio’.

  1. ¡No leo la Biblia porque es algo “del pasado”!

– Es verdad, padre. Un profesor de Catequesis me decía la vez pasada: ‘Los profetas anunciaban el cautiverio de Israel, sucedido en el año 700 antes de Cristo. A nosotros, ¿de qué nos sirve leer todas esas profecías, sino como puro dato histórico?’

– Hijo, el mensaje de la Biblia es siempre actual …

– ¿Actual? ¿Todo lo que contiene la Biblia es actual?  ¿Aunque tenga más de 3000 años?

– ¡Por supuesto!

Las Palabras Sagradas son cosas escritas en el “pasado”, pero llenas de actualidad… y de ‘futuralidad’… Escucha lo que dice el gran Orígenes: “Y no pienses que aquellas hazañas son meros hechos pasados y que nada tienen que ver contigo, que los escuchas ahora: en ti se realiza su místico significado” (Hom. 4, 1). Y San Juan Crisóstomo: “Las divinas Escrituras son semejantes a una fuente que mana perennes y copiosas aguas. Los que nos precedieron sacaron de esta fuente cuánta agua pudieron; los que nos sucedan seguirán bebiendo de ella, mas no lograrán agotarla; por el contrario, el manantial irá en aumento y las aguas serán más copiosas[ix].

Lee Isaías 48, 6…:  – “Desde ahora te hago oír cosas nuevas, guardadas en secreto, y que no conocías…”

          – ¿Ves? “Dios alardea de ser siempre interesante y novedoso en lo que dice y promete. Y sin embargo, ¡cuantos que se dicen creyentes desdeñan enterarse de las Sagradas Escrituras como si se tratase de cuentos aburridos de viejas o de puras ordenanzas policiales!”[x].

          Por ejemplo, “el Nuevo Testamento nos da luces que nos hace entender en los Salmos y en los Profetas cosas cuyo alcance ellos mismos (David y los Profetas) ignoraban, puesto que Dios no les dictaba para ellos mismos, sino para otros”[xi], o sea, para nosotros.

Por eso, el mensaje bíblico durará hasta el fin de los tiempos…

E irá aún más lejos: ¡hemos de cantar las maravillas de Su Palabra por toda la eternidad, pues “la Palabra de Dios permanece para siempre”!!!(Sal. 18,10). 

  1. No leo la Biblia porque contiene serios errores científicos.

Aquí, el padre Juan me pasó un libro y me dijo:

– ‘Lee lo subrayado. Son testimonios de científicos famosos’.

Sir William Herschel, astrónomo inglés, creador de la astronomía estelar, quien descubriera el planeta Urano: “Todo descubrimiento humano parece hecho tan solamente para confirmar más y más las verdades que contienen las Sagradas Escrituras”.

Barón Cuvier: “Moisés nos dejó una cosmogonía cuya exactitud vemos comprobada diariamente por modo maravilloso, porque las recientes observaciones geológicas están enteramente de acuerdo con el Génesis respecto al orden en que fueron creados sucesivamente todos los seres”.

– El astrónomo Robert Jastrow dice: “Ahora nos damos cuenta de que la evidencia astronómicanos lleva a considerar el origen del mundo desde un punto de vista Bíblico. Los detalles difieren, pero los elementos esenciales del relato astronómico y del relato Bíblico del Génesis son los mismos.

Sir Frederic Kenyon, otrora[8] director del Museo Británico: “Los resultados conseguidos hasta ahora confirman lo que la fe ya intuía: que ante el aumento de conocimiento, la Biblia únicamente puede salir beneficiada”.

Albert Einstein, científico alemán, premio nobel 1921, creador de la teoría de la Relatividad, personaje más destacado en las Ciencias del siglo XX: “El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la Ciencia logra abrir”.

(¡Yo no salía de mi asombro!) Padre, entonces ¿por qué dicen que Ciencia y Biblia se oponen?

– Lo que sucede, Gabriel mío, es lo siguiente: Por un lado, muchos afirman que, por narrar la Biblia hechos históricos no siguiendo las reglas “modernas” de escribir historia, no se trata de historia verdadera. Cuando, en realidad, debe ser al revés: los hombres de Ciencia deben estudiar los modos antiguos y orientales de escribir historia, etc.

        Por otro lado, la Biblia no muestra demasiado empeño en aportarnos excesivos detalles científicos o históricos (aunque, lo que -de hecho- aporta, supera nuestra imaginación), porque se interesa más por el significado teológico[9] de las cosas, por el mensaje de fe que Dios quiere transmitirnos.

          Y por eso, hasta los asuntos más profanos y triviales[10] encierran un mensaje de Dios y son portadores de salvación.

          Sigamos el consejo de Sir Ambrose Fleming, ingeniero eléctrico e inventor inglés, nos previene contra la ‘idolatría de la Ciencia [11]’: “No debemos construir sobre las arenas de una ciencia incierta y siempre cambiante… sino sobre la roca de las Escrituras inspiradas”.

  1. Dudo que puedan haber sucedido eventos tan asombrosos…

– Escuche, padre, lo que alguien escribió en un Blog: ‘La Biblia es un libro super interesante y con mucha sabiduría, pero también muy contradictorio porque hay libros de la Biblia que parecen ciencia ficción, como el Génesis’.

Y otro ‘super-sabio’ escribió: ‘Si quieren leer un buen Libro sobre Mitología, les recomiendo La Iliada; es más entretenida y hasta más creíble que la Biblia…’

Y uno ‘más-sabio-que-el-anterior’ dijo: ‘Es un cuento para niñosss… Mejor hay que ver la telee…’.

El padre Juan esbozó una sonrisa. Sólo me dijo:

– Creemos las fantasías que vemos por televisión, pero no queremos creer las maravillas de Dios… ¡¿Tanto le cuesta al hombre aceptar la actuación de Dios irrumpiendo en nuestras vidas, mostrándose Todopoderoso?!

  1.  ¿Cómo se que lo escrito en la Biblia es verdadero y no un Libro creado por hombres, con fines políticos, y manipulado?

– También leí en Internet: ‘La Biblia es una compilación de escrituras creadas, seleccionadas y editadas por hombres para controlar a otros hombres’. Y otro: ‘¡Magnífico Libro! Lástima que algunas personas le cambiaron/escondieron cosas importantes’.

– Hijo mío, hoy en día, cualquier persona puede investigar y tener acceso a escritos antiquísimos, comprobando así la seriedad de los Libros Bíblicos y lo lejos que están de cualquier manipulación humana.

¡Es necesario estudiar antes de criticar y poner todo en duda!

  1. ¡Me Aburro!

– También leí en el Blog: ‘Me da sueño cuando la leo’.

– Nos cuesta leer la Biblia porque pretendemos leerla como un Libro de Aventuras o de historias entusiasmantes, que satisfaga nuestras pasiones o curiosidad, y no buscamos el verdadero deleite, que está en gustar la Sabiduría de Dios.

Si buscásemos esta Sabiduría ante todo, entonces experimentaríamos aquello que dice el Libro de la Sabiduría:

          “Su conversación no tiene amargura, ni tedio su trato, sino consuelo y alegría” (8, 16).

– ¿Pero no es algo difícil familiarizarse –así como quien dice “familiarizarse”– con la Sabiduría?

– No, querido, “familiarizarse con la Sabiduría que se nos manifiesta a través de las páginas de la Sagrada Escritura no puede decirse que sea cosa difícil, pues Dios la facilita a los humildes, a quienes El descubre lo que oculta a los sabios…

“Cosa LARGA, sí, es… Tan larga que nadie le da término en su vida. Pero con la ventaja de que interesa desde el primer momento, pues cada día vamos descubriendo nuevas maravillas.

“En eso se distingue de otros estudios, como por ejemplo el de un instrumento musical (que no agrada, sino cuando se está algo adelantado).

“Porque quien no busca la erudición sino el aprovechamiento espiritual, lo halla inagotablemente en cada Salmo, en cada versículo del Evangelio, de San Pablo, etc. y descubre así con cuánta verdad nos dice aquí la misma Sabiduría que su conversación nos atrae consuelo y alegría”[xii].

Leeme, por favor, el Salmo 37,4:

“Pon tus delicias en Yahvé, y El te otorgará lo que tu corazón busca”.

– ¿Ves? Por eso exclamaba extasiado San Juan Crisóstomo, gran apóstol de la Sagrada Escritura:

          “Delicioso es el verde prado, ameno el jardín; pero más lo es la lectura de la Sagrada Escritura. En aquellos, flores que se marchitan; en ésta, pensamientos frescos y vivos. Allí el soplo del céfiro; aquí, el hálito del Espíritu Santo. En los primeros cantan las cigarras; en los segundos, los Profetas. La lozanía del huerto y la del prado dependen de la estación; la Escritura, así en verano como en otoño, siempre está verde y cargada de fruto”.

Por otro lado, no debes desanimarte cuando te encuentras con pasajes bíblicos poco “entusiasmantes”, o con largas listas de nombres hebreos, o leyes relativas al culto, etc. Debes recordar que, aun cuando no susciten devoción[12]o aparente fruto en tu alma, lo que estás leyendo es algo “sagrado”, y –por tanto- debes “escuchar” con alma de niño, el cual, aunque no comprende todo lo que le dice su padre, lo atiende con respeto, porque lo ama y teme.

– ¡Ahora entiendo por qué ha dicho Nuestro Señor: “Si no volviereis a ser como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.” (Mt. 18, 3)!

– Gabriel de mis alegrías, ¿ves cómo la Sabiduría divina actúa en ti?

  1. ¡No se me Queda Nada! 

– ¿Y cómo respondemos a esto? ¡También me pasa a mí!

– Lo mismo decía un novicio a San Arsenio:

          “Padre, leo la Biblia y no se me queda casi nada.”

El santo le mandó, entonces, sacar agua de un pozo usando un canasto, el cual estaba lleno de polvo y muy sucio. Después de una hora, preguntó al novicio:

–                       “¿Has logrado sacar agua?”

–                      “Nada, nada; se escapa por las rendijas.”

–                      “¿Y el canasto, cómo ha quedado?”

–                      “¡Ah, el canasto sí que ha quedado totalmente limpio, sin polvo ni basura!”

–                      “Aprende: eso es lo que hace la Sagrada Escritura en tu vida. Aunque nada quede en tu memoria, la Palabra Divina te mantiene el alma pura y limpia, y aleja de ti la mancha del pecado y la basura de los vicios.”

Así lo afirma el Salmo: “¿Cómo el joven mantendrá puro su camino? Conservando Tus Palabras” (118, 9).

  1. ¡¡¡ Cuánta Violencia hay en la Biblia !!! 

– ¿No es eso cierto, padre Juan?

– Ciertos cristianos quisieran encontrar en éste Libro solamente Lo maravilloso, Lo ivino y una Humanidadideal’, en todo punto conforme a un canon de perfección[13] como el que suelen hallar en cierta literatura ascética[14]. En cambio, nos encontramos, muchas veces, ante personajes que cometen pecados gravísimos o –al menos- incomprensibles para nosotros…

Lo que sucede es que la Biblia nos quiere mostrar al hombre “tal cual es”… ¡Es un libro henchido[15] de humanidad! Refleja la vida de hombres auténticos[xiii], y la batalla contra el pecado, sobre el cual triunfamos en ocasiones, o bajo el cual sucumbimos en otras.

Tanto en la vida de los Pueblos como en las intimidades de cada alma se libra incesantemente esa lucha entre el bien y el mal, lucha que todos conocemos por experiencia y que constituye el drama de nuestra vida. La Biblia es precisamente el Libro que refleja ese “combate”, con sus caídas y sus victorias.

Pero no hay que quedarse allí. Escribía el Papa Pío XI: “Cualquiera que no esté cegado por el prejuicio o por la pasión, no puede menos de notar que lo que más luminosamente resplandece, a pesar de la debilidad humana de que habla la Historia Bíblica, es la Luz divina del Camino de la Salvación, que “triunfa” al fin sobre todas las debilidades y pecados”[xiv].

Querido Gabriel, incluso las actuaciones de hombres y mujeres santos en la Biblia te parecerán extrañas, duras o injustas; recuerda que se trata de una Civilización cuya mentalidad es enormemente diferente a la nuestra. Nosotros –gracias a Jesucristo- vivimos en un estado de mucha mayor perfección que aquel en que vivieron los santos Patriarcas y Profetas: vivimos en un mundo que ha sido transformado por la suavidad y dulzura del Evangelio de Cristo. Eso debe llevarte a apreciar y agradecer los bienes inmensos que Jesucristo trajo al mundo con su Doctrina.

Por eso, ¡cuidado con escandalizarte ante las Palabras de la Biblia!

  1. ¡¡¡ Cómo es Posible que Dios Actúe de Ese Modo !!! 

– Padre, me horroricé al leer en un Blog: ‘Yo ya leí la Biblia completa; eso me inició en el ateísmo[16].      

– Abre, por favor, el Libro de Isaías[17], y lee el capítulo 55, 8-9.

          – “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, y vuestros caminos no son Mis caminos, dice Yahvé. Así como el Cielo es más alto que la Tierra, así Mis caminos son más altos que vuestros caminos, y Mis pensamientos que vuestros pensamientos”.

           – Ese es el problema de los hombres, Gabriel: queremos juzgar las cosas de Dios con nuestros estrechos conceptos.

“Creemos siempre que Dios debe pensar como nosotros pensamos y debe tener los mismos conceptos de amor, de justicia y de bondad que tenemos nosotros. Estamos tan convencidos de estar en lo cierto, que quedamos consternados, desconcertados delante de muchos acontecimientos, pues nos parecen incompatibles con el amor o con la justicia según nuestro concepto. Y empezamos a dudar, no de nuestro modo de pensar, sino de Dios. Dudamos porque no comprendemos”[xv].

– ¿Cómo podremos, entonces, comprender a Dios, si somos tan ignorantes?

– “¡He ahí la clave! Si reconocemos y confesamos que estamos en la oscuridad; si pedimos luz e instrucción por sentirnos ignorantes; si contemplamos los designios que Dios nos ha revelado en la Escritura, entonces se ensancha el horizonte de nuestra pobre inteligencia y nos hacemos capaces de comprender los caminos de Dios, Su Justicia, Su Sabiduría y Su Bondad”[xvi].

Por eso, “el mismo Señor nos humilla saludablemente recordándonos, con majestad divina, que Él ‘no es un hombre’, o sea que en vano pretenderemos alcanzar con nuestro menguado juicio el abismo de un Amor y de una Bondad que contrasta con la iniquidad de nuestra caída naturaleza”[xvii].

Por eso, ¡cuán “poco sirve “el buen sentido” y la lógica de los hombres para entender el Evangelio”![xviii].

– Tiene toda la razón, padre. Pero, ¿cómo explicar, sobre todo en el Antiguo Testamento, los enormes castigos que Dios envía?

– Lo que sucede es que ni siquiera la justicia humana, tan falible, se parece a la Justicia divina. Por un lado, losterribles castigos estaban bien merecidos por la infidelidad y dureza –verdaderamente inconcebibles- de los hombres…

Por otro lado, “los caminos del hombre apenas llegan al ideal de una justicia jurídica que da a cada uno lo suyo, como en el Derecho Romano. Los caminos de Dios, en cambio, son todos de Misericordia”[xix]. Pues aun cuando juzga implacablemente, siempre se trata de un Dios que usa de su Misericordia divina: un Dios que, cuando castiga, lo hace amorosamente, buscando que el pecador reaccione, siempre dispuesto a perdonar los más atroces crímenes cuando hay arrepentimiento. ¡Jamás castiga Dios caprichosamente… Es el padre más amoroso que pueda existir!

Escucha lo que decía Santa Teresita: A mí me ha dado Su Misericordia infinita, ¡y a través de Ella contemplo y adoro lasdemás Perfecciones divinas! Entonces todas se me presentan radiantes de Amor;incluso la Justicia (divina)…”[xx]. ¡Mucho tenemos que aprender de esta Doctora[18]![xxi]

– Entonces, ¿es ésta Misericordia divina la que “resplandece” a través de todos los Libros Sagrados y en ella debemos concentrar nuestras miradas?

– Exacto. Por eso escribió tan acertadamente el Cardenal Gomá y Tomá: “Al fin, la Biblia no es más que la historia de la lucha entre la santísima Misericordia de Dios y la profunda miseria del hombre[xxii].     

  1. ¿Acaso la Iglesia Católica no desaconseja la lectura de la Biblia, además de haberla obstaculizado durante un largo tiempo?

– ¡Todo lo contrario! “Se procuró ya en los primeros tiempos de la Iglesia que su lectura fuese familiar al Pueblo, aún a los niños.

– ¿Cómo?

– Por ejemplo, poniendo a su alcance “Doctrinas” y “Manuales” que contenían en resumen lo esencial de la Historia Bíblica:

Encontramos los primeros ensayos de una ‘Historia Bíblica’ en la 1º Carta de San Clemente Romano, el 3º Papa (92-101), y en las ‘Constituciones Apostólicas’, donde se enumeran ejemplos bíblicos para los catecúmenos.

  • San Agustín, en su libro ‘De Civitate Dei’[19], reunió la tradición de los cuatro primeros siglos y compuso para la práctica catequística su ‘Narratio’ (Historia de los sucesos más importantes de la Historia de la Revelación, como preparación a la enseñanza de la fe y la moral).
  • En la ‘Crónica’ de Sulpicio Severo, compuesta hacia el 400, tenemos un resumen de la historia Sagrada desde el principio del mundo[xxiii]”.
  • “A fines del s. IV, San Juan Crisóstomo sugiere que cada familia de Constantinopla, rica o pobre, debía de tener un ejemplar del Nuevo Testamento o una parte considerable de él, y esto no para ostentación sino para su continuo uso…”[xxiv].
  • Es todo un símbolo que la Biblia Católica fuese precisamente el primer libro que se imprimiese en Occidente, por Guttenberg, hacia 1450[xxv].
  • Así, desde la antigüedad hasta nuestros días se han editado más de mil millones de ejemplares. Hoy puede leer la Biblia en 1.120 idiomas y dialectos, es decir, en casi todas las lenguas de la tierra.
  • “Se calcula que fueron impresas 104 ediciones de la Biblia en lengua vulgar antes de que apareciese la primera Biblia protestante: habían 20 italianas, 26 francesas, 19 flamencas, 2 catalanas, 6 bohemias, 30 alemanas, sin contar los fragmentos de la Biblia publicados por separado, especialmente del Nuevo Testamento y del Salterio”[xxvi].

Por otro lado, la Iglesia Católica tuvo que prohibir que se publicasen Biblias sin una explicación mínima sin ser aprobadas por las autoridades pertinentes, para evitar errores en la fe.

¿Ves cómo caen todas las objeciones cuando nos informamos?

  1. No leo la Biblia porque, sobre todo el Apocalípsis, habla del fin del mundo, y me da miedo pensar en eso.

– ¿Por qué habla la Biblia sobre el Fin de los Tiempos?

– Porque la gente tiene que saber a dónde vamos; y para saber a dónde vamos, hay que saber dónde va a acabar todo…

– ¿No sería mejor dejar de pensar en esas cosas?

– El que lo pueda que lo haga. En realidad, la época actual no puede dejar de pensar en ellas; y tampoco pudo ninguna de las épocas anteriores.

Lo que sucede es que Cristo nos enseñó la Esjatología verdadera[20], pero la gente se inventa esjatologías falsas. ¡Tantos hablan del Progreso Inevitable y el próximo Triunfo Mundial de la Razón…!

Por eso conviene –y es necesario- leer hoy el Apokalypsis, y todas las profecías bíblicas que se refieren al fin de los tiempos…

 

[1] relegar: apartar, posponer

[2] vorágine: remolino impetuoso

[3] herejía: doctrina errónea que se opone a alguna de las verdades de fe.

[4] taradito: disminuido mental, dicho con cariño

[5] iletrado: sin letras, sin estudios

[6] escudriñar: examinar, inquirir y averiguar cuidadosamente una cosa

[7] Críticos bíblicos: eruditos estudiosos de la Biblia, sacerdotes o laicos.

[8] otrora: en otros tiempos

[9] teológico: no quiere decir ‘irreal’, sino algo que está por encima del conocimiento que puede alcanzar nuestra inteligencia, y es –a la vez- la visión que Dios tiene de las cosas. Theos (Dios, en griego) y lógico (de logos: estudio, en griego). De algún modo, estudiar teología, es adentrarnos en la mente de Dios, en cómo Él ve las cosas y quiere que las veamos.

[10] trivial: pequeños, al parecer con poca importancia

[11] idolatría de la ciencia: hacer de la Ciencia un dios

[12] suscitar devoción: provocar sentimientos de fe, esperanza, y caridad

[13] Cánon de perfección: regla o norma que se fijan para la perfección de una cosa

[14] Literatura ascética: libros sobre purificación espiritual, los primeros pasos en la vida espiritual

[15] henchido: lleno de…

[16] me inició en el ateismo: comencé a ser ateo a partir de haber leído la Biblia

[17] Isaías: uno de los Profetas de la Biblia.

[18] Doctora: no porque ejercía la medicina, sino que ‘Doctores de la Iglesia’ son aquellos santos que han llevado una vida ejemplar unida a una sabiduría divina que la Iglesia ha declarado exenta de errores. Hasta el presente, la Iglesia ha nombrado 35 Doctores de la Iglesia. Teresita es la última de la lista cronológicamente.

[19] De Civitate Dei: Libro escrito por San Agustín: ‘La Ciudad de Dios’, donde –haciendo historia- narra la batalla que se libra entre el Reino de Dios y el reino de los hombres sin dios…

[20] Esjatología: Estudio o Tratado que estudia las últimas cosas y el Fin del Mundo, según lo reveló Dios.

[i] Ejercicios Espirituales, Anotación 2°

[ii] Por eso escribía de un modo un tanto fuerte, el Cardenal Gomá: “Vergüenza es que nos aventajen en leer la Biblia los pueblos protestantes: no porque saquen ellos más provecho que nosotros de la Biblia, que para ellos no suele ser pan, sino veneno, desgajada como la tienen del legítimo Magisterio eclesiástico; sino porque al leerla dan ellos, más que nosotros, una prueba de la alta estima en que la tienen” (Biblia y Predicación, Prólogo)

[iii] Monseñor Juan Straubinger. Comentario a Prov. 1, 4

[iv] Monseñor Juan Straubinger. Comentario a Ecclo. 39, 1

[v] Monseñor Juan Straubinger. Comentario al Sal. 18b, 8

[vi]Monseñor Juan Straubinger. Comentario a Is. 58, 10

[vii] Juan Carlos Ruta, Mons. Dr. J. Straub. La Biblia Platense y su traductor. 2002

[viii] Juan Carlos Ruta, Mons. Dr. J. Straub. La Biblia Platense y su traductor. 2002

[ix] Hom. 3 in Gen. 1

[x]Mons Straubinger. Comentario a Is. 48, 6

[xi]Monseñor Juan Straubinger, El Misterio del mal, del dolor y la muerte

[xii] Monseñor Juan Straubinger. Comentario a Sb. 8, 16

[xiii] Cfr. Dom Celestin Charlier, O.S.B., La lectura cristiana de la Biblia, cap. V

[xiv]Encíclica Mit Brennender Sorge, 19

[xv]Monseñor Juan Straubinger. Comentario a Is. 55, 8

[xvi]Monseñor Juan Straubinger. Comentario a Is. 55, 8

[xvii] Monseñor Juan Straubinger. Comentario a Jer. 33, 26

[xviii]Monseñor Juan Straubinger. Comentario a Is. 55, 7

[xix]Monseñor Juan Straubinger. Comentario a Is. 55, 7

[xx]Historia de un alma, Manuscrito A

[xxi] Llama la atención el conocimiento que tenía Straubinger de la doctrina de esta doctora del s. XX, y cómo la cita constantemente en los comentarios a su Biblia.

[xxii]Card. Gomá, Biblia y Predicación, Cap. VII

[xxiii] Schuster-Holzammer, Historia Bíblica I

[xxiv]Verbum Dei, Comentario a la Sagrada Escritura, tomo 1. Autores: Orchard, Sutcliffe, Fuller, Russell. Herder. 1959

[xxv] El primer libro en ser impreso en la historia fue la Biblia Vulgata (Biblia católica en latín)

[xxvi]Verbum Dei, Comentario a la Sagrada Escritura, tomo 1. Autores: Orchard, Sutcliffe, Fuller, Russell. Herder. 1959

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